Pescando… historias
En 2008 la mayoría de nosotros tenía unas chozas.Techos de plástico o palma. Casas de tabla y tierra.
Salíamos, pescábamos, volvíamos y, simplemente nadie nos decía ¿qué hiciste?, ¿cómo lo hiciste?, ¿cómo podrías hacerlo mejor?
No somos pobres porque tenemos poco. Somos pobres cuando no miramos más allá.
Al estar organizados, asociados, aunque ganemos poco podemos ir cambiando nuestras vidas y mejorando nuestra calidad de vida.
Hoy, cuando convocamos a los pescadores asociados, llegan todos y tenemos un ambiente familiar. Hay mucha solidaridad. Si alguno tiene una calamidad, se le hacen unos aportes, se le acompaña.
Cambiar la mentalidad, la tradición de hacer en soledad, es el proceso que más destaco. Porque cuando uno no acepta cambios pues se quedó en el pasado y el pasado le cobra a uno todo ese tiempo que dejó pasar.
Emel Darío Anaya, gerente y representante legal de APETRAS
Soy una persona ribereña, siempre a la orilla del río, soy pescador. Lo aprendí de mi padre que todavía está vivo.
Cuando era joven me dediqué a conocer Colombia y conocí muchas partes, viví muchas cosas. Pero ya luego tuve que atender a mis 3 hijos. Y fuí un buen negociador convencional.
Alrededor de 34 años viví en Puente Sogamoso y por más de 22 años me dediqué a ser líder social. Hoy, el orgullo es que mi hermano siguió esta labor y es un buen líder.
Omar Alfonso Anaya Ardila, pescador asociado APETRAS
